miércoles, 24 de octubre de 2012

TIRAR EL SACO


Hace dos años y medio tiré la toalla, mejor dicho, el saco. Me quité los tacones, las medias, vendí mis libros de derecho, y si hubiese podido, hubiese vendido también mi cédula profesional. Dejé de ser abogada más que en papel, porque un título así lo acredita y porque tantos años de estudio me confirieron ese título.
Y dejé de serlo porque llegó el momento en que toda esa chamba, todo ese papeleo, me pareció absurdo, así, ABSURDO. Recuerdo que los últimos expedientes que revisé y resolví, los leí con la sensación de que cosa más absurda sobre el planeta Tierra no podía existir. Claro que me equivoqué, existen cosas todavía más absurdas: guerras, hambrunas, política, etc., pero en ese momento, nada me pareció más absurdo que el cúmulo de papeles que leía, estudiaba, volvía a leer y volvía a estudiar para resolver si la gente tenía o no razón.
¿Razón de qué? ¿De pelear por sus propiedades, por su vida, de luchas con uñas y dientes para reclamar y conservar lo que era suyo? ¿Y para qué? Para toparse de lleno con una burocracia tan rebuscada, que más parecía laberinto sin salida; con tecnicismos tan tontos, que en lugar de acceder a la justicia se impide el paso a ella; con funcionarios tan “sí, señor”, “deje me termino la torta”, “venga mañana”, etc. No, eso definitivamente ya no era lo mío, pero me tuvieron que sacar a patadas para que lo entendiera. Lo bueno fue que me tardé dos horas.
Salí de ese lugar para no regresar, con lágrimas en los ojos me juré a mí misma que no volvería a traicionarme de esa manera. Lo cumplí. Pese a que recibí varias ofertas de trabajo para regresar a ese lugar, todas las rechacé, no pensaba de ninguna manera regalarles una hora más de mi vida, les había dado 9 años de mí y me corrieron sin que mediara explicación alguna.
No pasó mucho tiempo para que recordara lo mucho que me gustaba ejercitarme, así que pronto dí con Pilates. Me enamoré, así, me enamoré, sin mayores explicaciones (y no las daré ahora porque hablar de Pilates requiere más de un post); SUPE que debía dedicarme a esto, a llevar el bienestar a todas las personas que pudiera, y empecé a buscar donde prepararme para hacerlo.
No tardé mucho en conocer Inspirah Pilates, cuya fundadora me inspiró para hacer de esta disciplina un caudal de bienestar para quienes decidan practicarla.
Y aquí estoy, con mis clases privadas y en otros proyectos de los que después platicaré, muy feliz porque encontré una forma de vida con la que puedo ayudar efectivamente a mis alumnos.

viernes, 19 de octubre de 2012

CALAVERITA PILATERA


No me he podido resistir a compartir algo con ustedes, les cuento que anoche no pude dormir, entre que me encontraba en el ajetreo informático necesario para no perder el nombre Love Body Pilates en alguna red social, y la emoción no me dejaba, dormí aproximadamente un par de horas repartidas en toda la noche. Desperté hoy alrededor de las 8 am, después de que, amablemente, mi esposo fue a dejar hoy a la niña a la secundaria al verme como zombie a las 6 am.

Cuando desperté mi esposo ya había regresado a casa y estaba meditando, por supuesto que no lo interrumpí. Lo notable fue que yo había despertado con algo en la cabeza que no me permitió hacer nada más sino tomar el ordenador y escribirlo.

Me gustaría compartirlo con ustedes porque fue producto de la inspiración que llega de súbito, que pega como mazo en la cabeza en el momento menos esperado y que no permite al creador ninguna actividad que no sea la de dedicarse de lleno a plasmarla de alguna forma.

En México celebramos, en lugar de Halloween, el Día de Muertos, y entre las tradiciones de la época, está la de escribir “calaveritas”, versos dedicados a alguien en especial y relacionados con la muerte, pero alegres. Esta calaverita amaneció hoy conmigo y me exigió nacer, la dedico con toda mi gratitud a mi gran profesora Candia Raquel y al maestro Joseph Pilates, creador de la disciplina que tanto amo y que, de ahora en adelante, será mi forma y sustento de vida.


Estaba la muerte flaca
Quejándose de sus isquiones
De sus brazos, rodillas y talones.

Me duelen y crujen los huesos
Me decía dolida
Hacer mi trabajo bien no puedo
Los vivos huyen, pues al moverme
Sobre advertencia a los vivos ponía.

Acompáñame, calaquita, le dije
A unas clases de Pilates tomar
Vamos a Inspirah Pilates
Y tus huesos dejarán de tronar.

La calaca me miró y me dijo
Aunque Candia sea una master
Mejor me voy con el Joseph
Que a mis muertos ha entrenado
Y el crujido de los huesos les ha quitado

Ahora se pasean muy campantes
Derechitos, muy orondos
Son felices, aunque muertos
Desde que a Pilates a los vivos les he quitado.

Y así, con este pequeño homenaje a las dos personas que más me han inspirado en los últimos meses, me despido de ustedes, nos leemos pronto y felices entrenamientos pilateros y ofrendas de muertos para todos.

DAR EL PRIMER PASO.

Dar el primer paso nunca es sencillo, puede uno perder mucho tiempo pensándolo, y es que, como me decía ayer mi maestra, "es un abismo que da miedo y en el que puedes caer, pero debes estar dispuesta a hacerlo". Sin embargo, una vez que se da el primer paso, es evidente que ni era tan malo ni tan peligroso, y que ese enorme abismo que no nos atrevíamos a cruzar, era sólo una pequeña zanja que nuestra mente convirtió (por miedo) en el Cañón del Colorado.

Pues bien, yo me he decidido y he dado el primer paso, dejé a un lado el miedo y la vergüenza y me salí a repartir publicidad para conseguir alumnos para darles clases de pilates; a partir de ese momento, todo ha ido fluyendo bien bonito, he conseguido un par, pero a menos de una semana de haber repartido la publicidad se me hace un número considerable. Estoy feliz y segura de que será el comienzo de una gran cartera de clientes.

Pero no sólo ha sido eso, he recibido llamadas y me he entrevistado con gente muy linda que me ha ofrecido apoyo en niveles que justo ahora que lo escribo, no me lo creo, es casi como si el universo hubiera dicho: va, que las cosas te salgan a pedir de boca, pero primero tengo que ver que realmente tienes ganas de hacer las cosas…y sí, los resultados han sido inmediatos, el universo respondió y lo hizo increíblemente.

Les cuento que en Love Body Pilates te ofrezco clases de pilates mat de calidad, comprometidas con la salud y el bienestar de mis alumnos. Soy una instructora capacitada para dar clases a personas de la tercera edad, con osteoporosis, y, por supuesto, para cualquier persona dispuesta a amar su cuerpo y entrenarlo con consciencia y calidad. Nombré a este sueño Love Body Pilates porque es muy importante que todos aprendamos a amar nuestro cuerpo, que comprendamos que los estándares de belleza actuales son producto del photoshop, que cada uno de nosotros es único e irrepetible y que no somos muñecos hechos en serie.

En Love Body Pilates priorizamos el bienestar y el amor que debemos profesar hacia nuestro cuerpo, porque, una vez que hemos aprendido a amarlo y cuidarlo, todo lo demás viene por añadidura.

Y así empiezo este camino, me despido por hoy, nos leemos pronto y felices entrenamientos pilateros para todos.