jueves, 12 de septiembre de 2013

Respira, relájate, diviértete...

Hace tiempo, una persona me pidió que por favor le diera algunas recomendaciones en su práctica pilatera ya que recientemente se había inscrito a clases. Mi primera intención, fue escribir un post haciendo énfasis en la manera en que debía realizar los ejercicios y en como hacer algunos movimientos básicos pilateros, pero después de meditarlo, si bien ello es muy importante, pensé mejor en compartir lo que, en mi experiencia, ha sido lo que más me ha ayudado en mi práctica:

1. Respira. Tu instructor te va a enseñar que en pilates existen diferentes tipos de respiración,  cómo se llevan a cabo, el porqué es bueno conocerlas y realizarlas todas, así como la respiración más adecuada en los diversos ejercicios, etc. Joseph Pilates decía: "Breathe is the first act of life", y así es, respirar es nuestro primer acto una vez que salimos del vientre materno, y no dejamos de hacerlo (consciente e inconscientemente) hasta que morimos. Y mi querido (Joaquín) Sabina alguna vez dijo: "Respirar es un lujo. Podrá haber vida más allá, pero no es vida". Respirar es un acto muy sencillo y al mismo tiempo muy complejo, lo hacemos todo el tiempo de manera inconsciente, si no respiramos, no vivimos. Siempre que estés en tu práctica pilatera, recuerda que, en tu cuerpo, tienes todo lo necesario para llevar a cabo ese gesto tan sencillo, complejo, básico e indispensable como lo es el respirar y, por lo tanto, para vivir. Nunca dejes de respirar.

2. Diviértete. Practicar pilates no es sencillo. Y no sólo porque existen algunos ejercicios complicados, sino porque realizarlos requiere mucha concentración, conciencia del movimiento, atención consciente. No se trata sólo de hacer una abdominal, sino de hacer todos y cada uno de los movimientos necesarios para no estresar ni lastimar al cuerpo de forma innecesaria y para hacer que esa abdominal esté bien ejecutada (pocos movimientos realizados de la forma correcta, valen más que muchos realizados de forma incorrecta, decía Joseph), lo cual puede resultar agobiante. No obstante, recuerda que practicar pilates es cuidar de ti mism@, es amarte y amar a tu cuerpo, es moverte y el movimiento es vida. Así que, ¡qué más da que algún ejercicio no te haya salido perfecto! ¡Diviértete, goza de la experiencia de saber que estás construyendo un cuerpo sano y bello! 

3. Hazle caso a tu instructor. Nadie mejor que él o ella para darte indicaciones sobre como realizar los ejercicios de manera eficiente y segura. Eso sí, busca un buen instructor, este debe saber hacer  modificaciones en los ejercicios si tienes algún tipo de padecimiento o lesión. 

...y aún más importante que el punto anterior...

4. Hazle caso a tu cuerpo. Respétalo. Si al estar realizando algún tipo de ejercicio (y no sólo aplica en el caso de la práctica de pilates) sientes un dolor que no sea el del esfuerzo muscular que estás realizando,  sal del ejercicio de forma segura y díselo a tu instructor, quien te indicará si puedes seguirlo realizando de alguna otra manera o de plano mejor parar y hacer un ejercicio diferente. 

5. Se constante y disciplinad@. No pongas pretextos. Sí, ya sé que todos tenemos días complicados, que a veces estamos muy cansados, que el tránsito, los bloqueos, los hijos, el trabajo, la comida, etc., todos tenemos múltiples cosas que hacer a lo largo de nuestros días, pero procura mantener la disciplina de hacer dos horas de pilates a la semana por lo menos, así empecé yo, con dos horas semanales, me mantuve lo más constante posible y he logrado mucho. Piensa esto: "Merezco por lo menos una hora para mi mism@". Tus horas de pilates son regalos de vida saludable de ti para ti, date el valor que mereces.

6. No te quedes con dudas. Cuando recién comienzas, los ejercicios de pilates te pueden parecer complicados, por eso, si algo no te quedó claro pregúntale a tu instructor, ellos tienen la obligación de despejar todas tus dudas acerca de como realizar los ejercicios. Eso sí, te sugiero que si tu duda implica un explicación más amplia esperes al final de la clase, recuerda que tienes otros compañeros pilateros junto a ti. Sé considerado.

7. Relájate. Casi siempre, cuando estamos haciendo un ejercicio específico para fortalecer alguna parte del cuerpo, tensamos todo el cuerpo; entonces hacemos una abdominal y tensamos la mandíbula, los dientes, los hombros, los glúteos, etc. Cuando te pase, respira, relaja todo lo que estás tensando y concéntrate en el área del cuerpo que estás trabajando. Así, no sólo evitas que al terminar el ejercicio te sientas innecesariamente cansado, sino que optimizas el trabajo en tu cuerpo. Quizá te haya sucedido que, mientras vas manejando o caminando, de pronto te das cuenta que estás tenso de todo el cuerpo sin necesidad, y eso te hace sentir estresado y cansado; por eso, no te tenses ni te estreses, relájate y concéntrate en lo que estás haciendo, tu cuerpo y tú misma lo agradecerán.

Espero que está información te sea útil en tus próximas clases de pilates, si gustas, puedes buscar también mi página en Facebook como Love Body Pilates y en Twitter @LoveBodyPilates y, si estás listo para hacer un cambio en tu vida y tu salud, muévete, aliméntate bien y no olvides  consultar a tu médico antes de iniciar una dieta y una rutina de ejercicios. Si te decides a practicar pilates, estoy a tus órdenes, puedes escribirme a este blog y a mis cuentas de fb y tw.

¡Felices y funcionales movimientos!


domingo, 23 de junio de 2013

Paso a paso.

En mi clase de pilates del jueves, durante un ejercicio en apariencia fácil (como muchos de los ejercicios de pilates, que parecen fáciles pero no lo son), sentí mi transverso abdominal como la faja de músculos que es, una fuerza que me empujaba el abdomen hacia adentro, hacia la columna, sí, justo como si me hubiera puesto una faja apretada. No es que nunca lo hubiera sentido, claro, había estado presente durante mis clases pero no como sucedió ese día.

Sin embargo, no había faja, sólo el resultado de un año y un par de meses de constancia y disciplina pilatera. Dos horas a la semana el primer año, prácticamente todos los días desde mayo de este año. No más.

Ahora tengo un cuerpo más fuerte y flexible...y me he vuelto más humilde. No sólo mi cuerpo ha cambiado, también he cambiado yo, y en más de un sentido. 

Antes, lo único importante para mí era lograr objetivos que, si bien ya no me parecen imposibles, he comprendido que llevan tiempo, que el cuerpo no puede doblarse en dos después de haber pasado años en el sedentarismo, que no podemos forzar a nuestros músculos a moverse de cierta forma sin lastimarlos si ni siquiera podemos sentirlos, que no podemos forzar a nuestras articulaciones si, debido a nuestra flojera o por cualquier otra circunstancia, no tienen la flexibilidad suficiente para hacer el trabajo mínimo para el que existen.

He aprendido a ser paciente con mi cuerpo, a amar mi proceso, a darme cuenta que no importa cuanto tiempo me lleve llegar sino llegar, porque más vale tarde y bien, que lesionada y frustrada. Mi cuerpo se ha vuelto más fuerte y flexible, sí, pero todavía no me siento capaz de hacer ciertas disciplinas deportivas. Eso es humildad, diría mi maestra. Tener la capacidad de decir: "Todavía no tengo la fuerza y flexibilidad necesaria para hacer equis cosa, pero no me rindo ni me desespero y sigo trabajando."

También me he vuelto más crítica conmigo misma, pero de una manera amable. No forzo a mi cuerpo si noto que un ejercicio específico me está costando trabajo, al contrario, lo llevo por el camino gentil de los movimientos sutiles, del prepilates, de empezar de a poco y ver como solito va respondiendo a las exigencias. El cuerpo, mi cuerpo, noble como él solo, me ha demostrado que no hace falta lastimarlo ni exigirle para que logre lo que antes me parecía imposible. 

¿Por dónde empecé? ¡Ah, sí! Mi transverso...que se sintió como nunca en mi clase del jueves. Un músculo hermoso que me abrazó como una promesa, no, no como una promesa, como una certeza. La certeza de que con humildad, paciencia, constancia y disciplina, uno puede conseguir lo que desee. Y con esa certeza me he descubierto a mí misma con el andar acompasado y feliz que se obtiene al saberse poseedor de esas virtudes...y de un core fuerte que me da centro y libertad.